El "otro" Museo Rodin se reinventa para salir del anonimato

Bajo la mirada inmóvil de «El pensador» se esconde la tumba de Auguste Rodin, enterrado en el jardín de la casa en la que pasó sus últimos años de vida y que hoy se ha convertido en un museo que trata de reinventarse para atraer nuevos visitantes hasta Meudon, cerca de París.

El "otro" Museo Rodin se reinventa para salir del anonimato

Rodin (1840-1917) era ya uno de los artistas más célebres de su generación cuando en 1893 decidió cambiar la capital francesa por la colina de Meudon, donde su vivienda de ladrillo sigue destacando en un jardín de tres hectáreas que el escultor convirtió en un taller al aire libre.

Un siglo después de su muerte, pocos saben que la tumba del artista se encuentra en este museo que todavía es «demasiado desconocido para el público», según reconoció la directora del centro, Cahterine Chevillot.

La «fama» se la ha llevado, hasta ahora, el otro Museo Rodin, a sólo siete kilómetros de allí y en pleno centro de París, algo que en Meudon pretenden cambiar con una «nueva oferta cultural» para que los visitantes puedan «sumergirse» en el mundo de la escultura.

Los medios franceses denominan a menudo esta galería como «el otro Museo Rodin», para diferenciarlo de su hermano de idéntico nombre.

«Ya tenemos un Museo Rodin en París que presenta su obra, por lo que aquí había que ofrecer algo diferente para atraer a la gente», explicó a Efe la responsable de comunicación de la galería, Clémence Goldberger.

Goldberger cree que el punto fuerte del museo de Meudon, inaugurado en 1948, es que permite entrar en la «intimidad» del escultor a través de visitas a su comedor o su pequeña habitación, donde siguen intactos su sombrero de copa, algunas cartas y un enorme crucifijo.

Meudon cuenta además con una de las veinte versiones que Rodin realizó de su famoso «Pensador» y que contiene una inscripción que indica que ahí está enterrado el escultor junto a su esposa, Rose Beuret, ambos fallecidos en 1917.

Justo detrás se encuentra la Galería del yeso, una estancia con grandes ventanales en la que se exponen más de 300 esculturas de yeso y barro cocido que Rodin realizó en su taller de Meudon, en el que llegaron a trabajar hasta 50 personas.

Los prototipos de «La puerta del infierno», «Los burgueses de Calais» y distintas variaciones de su «Balzac» comparten sala con obras menos conocidas o experimentales, que demuestran que Rodin prefería «continuar con sus investigaciones en lugar de explotar recetas ya conocidas», aseveró Goldberger.

Un lado experimental que contrasta con su faceta de «artista oficial»: a Rodin le llovían los encargos e incluso consiguió que construyeran un pabellón para realizar una muestra de sus piezas al margen de la Exposición Universal de 1900.

En las distintas etapas de creación, el parisino utilizaba martillos, moldes o fuelles para avivar el fuego que ahora se exponen en la galería de Meudon junto a varias reproducciones hechas en resina, pensadas para que puedan ser manipuladas libremente por los visitantes.

«En los museos siempre está prohibido tocar» bromeó Goldberger, que explicó que este «espacio táctil» está especialmente dedicado a los más jóvenes.

Los responsables del centro decidieron lanzar una «oferta específica para niños» al ver que los fines de semana muchas familias se acercaban a la galería de Meudon que además constituye un lugar ideal para hacer «picnic», afirmó Goldberger.

La responsable está convencida de que con estos cambios conseguirán proponer «una oferta diferente» que se ampliará en septiembre con una nueva sala de esculturas egipcias, grecorromanas y medievales que coleccionaba Rodin y que solía enseñar a sus visitantes por la noche, a la luz de las velas. EFE / RA

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Source: Informe21

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