Cristian Lins, el único hombre trans candidato en las elecciones en Brasil

Cristian Lins tiene un rostro apacible que contrasta con la fuerza que emana de su interior cuando de defender valores y derechos fundamentales se trata. Con 44 años, es el primer y único candidato transgenero que nació mujer y aspira a un mandato público en las elecciones de octubre en Brasil.

Cristian Lins, el único hombre trans candidato en las elecciones en Brasil

Carioca hasta la médula, militante de izquierda pero sobre todo humano, Lins busca alcanzar un escaño como diputado en la Asamblea Legislativa regional del estado de Río de Janeiro por el Partido de los Trabajadores (PT) en los comicios del próximo 7 de octubre, cuando los brasileños elegirán presidente, congresistas, gobernadores y diputados regionales.

Los comicios de octubre próximo tendrán al menos 53 candidaturas de personas transexuales -un número que según la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales (Antra) es diez veces mayor que el de las elecciones de 2014- y Lins es el único que nació mujer, se siente hombre y así se identifica ante los electores.

La tarea no es fácil. Para ser diputado en Río se necesitan más de 35.000 votos, una campaña de menos de 30 para conseguirlos y un presupuesto ajustado de al menos 15.000 reales (unos 3.614 dólares).

A eso se suma el hecho de que sea un hombre trans.

«Los hombres trans somos los más invisibles de toda la comunidad LGBTI», aseguró Lins en una entrevista a Efe.

Pero eso lo tiene sin cuidado. Este hombre que ha dedicado varios años de su vida a trabajar por la comunidad se caracteriza por su determinación y terquedad, y es así como se ha hecho escuchar y como ha conseguido las cosas.

«Represento el 1,1 % de los hombres trans en estas elecciones y ser el primer hombre trans de Río y de Brasil es una gran responsabilidad», aseguró.

Con una personalidad fuerte que se ajusta a la contextura robusta de su mediana estatura, Lins quiere ser diputado porque está «cansado de que nadie haga algo por la población LGBTI» (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales).

Aunque defiende contra viento y marea el derecho a la igualdad y el respeto a la diferencia, Lins dice ser un abanderado de «lo humano» por sobre todas las cosas.

La desigualdad social le duele y por eso también busca que niños y jóvenes reciban una educación de calidad y que la salud sea un servicio digno para todos.

«Hay que unir fuerzas y renovar esa política que está ahí y que es un gran desafío; después de todo no basta con ser petista (integrante del PT, la formación liderada por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva), no basta con ser LGBTI… en este trabajo lo que hay es que tener amor por el prójimo y eso es lo que me hace continuar de pie todos los días», precisó.

A pesar de haber contado con el apoyo de su familia que entendió su identidad desde los primeros años, siempre ha sentido el peso de la sociedad y su condena por ser diferente, algo de lo que no se escapa la comunidad LGBTI.

«Los hombres trans están condenados a no mostrarse en sociedad. Es mucho más difícil para nosotros ser aceptados, incluso, por los mismos transexuales mujeres. La discriminación para nosotros dentro del mundo LGBTI es muy fuerte», aseveró.

Vive con su madre y una de sus hermanas en la zona norte de Río de Janeiro, un área que agrupa barrios de clase media pero también comunidades muy deprimidas donde es evidente la ausencia del Estado y donde sus habitantes conviven a diario con la violencia que se registra en algunas de sus favelas por las disputas de poder entre bandas de narcotraficantes.

Lins es fotógrafo y hace parte de una familia tradicional que se ha reducido a causa de la violencia y las carencias de salud.

Su padre, que era taxista, perdió la vida víctima de un asalto y una de sus dos hermanas murió por un nódulo cancerígeno. Por eso se volvió ateo y solo cree en las energías que trae consigo el universo.

Nunca fue víctima de un ataque físico más sí de insultos y rechazos a los que responde con «las mejores armas»: la cortesía y el amor».

Es de signo Aries y sabe que lleva en la sangre la fuerza y la rebeldía que los caracterizan. No bebe ni fuma pero le gusta la música y el baile, y se declara fanático de Pabllo Vittar, un cantante, compositor y «Drag queen» que causa euforia en Brasil por sus extravagantes atuendos y por cómo exhibe la feminidad durante sus presentaciones.

Además de ser trans, Lins se declara pansexual, es decir, que no tiene preferencias por hombres o mujeres, sin embargo es un ser solitario que extraña el amor y que desde hace siete años no tiene una relación. «Es el precio que tengo que pagar por defender lo que soy», dice.

EFE/OS

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Source: Informe21

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