El rorcual común sale del peligro

El rorcual común (también llamado ballena de aleta) es el segundo cetáceo más grande. Su capacidad de recorrer unos 300 kilómetros al día no evitó que estuviera a punto de desaparecer por la caza. De hecho, sufrió un declive de un 70% entre 1929 y 2007, según los datos facilitados en su día por UICN. Pero hoy esta misma organización ha comunicado que su estado de conservación ha mejorado al pasar de “En Peligro” a “Vulnerable”, tras la prohibiciones sobre la caza comercial en el Pacífico Norte y en el Hemisferio Sur, así como a las menores capturas en el Atlántico Norte desde 1976, pese a países como Japón, que antes de la sentencia del Tribunal Internacional de Justicia de las Naciones Unidas llegó a vender snacks para perros con carne de rorcual (en 2013).

La población global del rorcual común casi se ha duplicado (45%) desde la década de 1970. Y no son las únicas ballenas en hacerlo. Las ballenas grises también han mejorado, al pasar de “En Peligro Crítico” a “En Peligro”. Dos logros que denotan cómo las acciones de conservación brindan nuevas oportunidades a especies históricamente amenazadas por la sobreexplotación de su grasa, aceite y carne.

“Las poblaciones de rorcual común y de ballenas grises occidentales fueron severamente reducidas por la caza, y es un alivio poder ver finalmente un ascenso de estas poblaciones. Estas ballenas se están recuperando, en gran medida, gracias a las prohibiciones de caza comercial, a los acuerdos internacionales y a diversas medidas de protección. Sin embargo, los esfuerzos de conservación deben continuar hasta que las poblaciones ya no estén amenazadas”, manifiesta Randall Reeves, presidente del Grupo de Especialistas en Cetáceos de la CSE de UICN. “Estos ejemplos de gobiernos, industrias y sociedad civil actuando juntos para la conservación -prosigue- deberían servir de inspiración para las Partes reunidas en Egipto, esta semana, para la conferencia del Convenio sobre la Diversidad Biológica”.

De hecho, la protección casi completa de las ballenas de aleta a lo largo de su área de distribución ha permitido a la población mundial llegar a alrededor de 100.000 ejemplares maduros.

Source: La Razón

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