La valiente iniciativa de un médico para investigar un tumor que afecta al cerebro de los niños

¿Recuerdan a nuestra pequeña Antía? Con apenas tres añitos le diagnosticaron un tumor cerebral y a día de hoy, está superado. Una historia de superación con final feliz que sirvió de referente para muchos, incluido el investigador Daniel García Ovejero del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

Estos tumores ependimarios afectan al cerebro de los niños y a la médula espinal de los adultos y se desconoce su causa. En la actualidad su tratamiento consiste en cirugía y, en algunos casos, también radioterapia. Sin embargo, en aquellos que tienen peor diagnóstico y que aparecen principalmente en menores de tres años las recaídas son frecuentes.

Sobra decir que la inversión para investigar el cáncer infantil es prácticamente nula sino procede de asociaciones y que en el caso de este tipo de tumor, no existía una investigación específica. Y es aquí donde interviene nuestro protagonista, el doctor García Ovejero. Ya que el dinero no llegaba, decidió crear una campaña de crowdfunding, con la meta de llegar a los 25.000 euros y así poder investigar el origen de estos tumores.

Según explica García Ovejero, se desconoce cuál es la causa u origen de los ependimomas. Su investigación se centra en una posible vinculación entre los retrovirus endógenos humanos (HERVs) y la aparición de estos tumores. Los HERVs son elementos virales que forman parte del ADN humano, y que suponen, aproximadamente, el 8% de nuestro genoma.

El objetivo de este proyecto es comprobar si atacando a estos virus con terapia antirretroviral, no probada anteriormente contra este tipo de patologías, se puede frenar la actividad tumoral de células de ependimoma. O lo que es lo mismo, averiguar si existe una alternativa para frenar el tumor e inducir su degeneración. De confirmarse esta teoría, junto a la opción quirúrgica se abriría una importantísima alternativa a la radioterapia, con amplio margen de mejora en eficacia y reducción de efectos secundarios.

Source: La Razón

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