Los «ángeles de la guarda» de los bebés prematuros

En España nacen unos 29.000 bebés antes de llegar a término, aproximadamente un 10 por ciento. Un niño se considera prematuro cuando el parto se produce antes de la semana 37 de gestación porque lo ideal, cuando el bebé está completamente formado y preparado para nacer es en la semana 42. La angustia de esos padres, que han soñado a lo largo de todo el embarazo con el momento del parto y de irse a casa a los dos días con el niño en brazos, la plasmaron el lunes en un comunicado Irene Montero y Pablo Iglesias. Los mellizos de la pareja formada por los líderes de Podemos llegaron «por sorpresa» el pasado 3 de julio, con apenas 26 semanas de gestación, lo que les convertía en «grandes prematuros», ya que el porcentaje de supervivencia en los que nacen por debajo de las 24 semanas baja al 60 por ciento. Pero Montero e Iglesias no son los únicos.

El futbolista David Silva, también abandonó feliz el hospital el pasado mes de mayo con su bebé tras haber pasado otros cinco meses en la Unidad de Neonatos. Aunque ellos visibilizan este sufrimiento, la gran mayoría de estos niños son anónimos. Para todos ellos, sin distinciones, gracias a la sanidad pública universal, hay grandes profesionales que cuidan de ellos y que investigan nuevas técnicas que favorezcan la recuperación del bebé y también cómo tratar y mimar a esos padres aterrados. Son los «ángeles de la guarda» a los que hacían referencia Montero e Iglesias en sus palabras de agradecimiento y que están, afortunadamente, repartidos por todos los hospitales de España. Uno de estos «ángeles» es Miguel Ángel Marín, neonatólogo del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda y presidente de la Comisión de Morbimortalidad neonatal. Lleva ya diez años en el Puerta de Hierro y reconoce que se trata de una especialidad muy vocacional. «La dificultad de que no sea un niño que sepa hablar y te cuente dónde le duele se ve recompensada por la satisfacción y la implicación de los padres». Porque aquí la empatía es algo «super importante» y aunque el cuidado del bebé y la lucha por sacarlo adelante está por encima de todo, la atención a los padres está en un plano primordial, según el doctor. «Es importante cómo decir las cosas aunque hay que ser siempre sinceros. Cuando las cosas van bien, hay que decirlo y cuando no, también».

En los últimos años y gracias a los avances en la investigación, Marín asegura que se ha trabajado mucho en la implicación de los padres en los cuidados iniciales por los beneficios que se han demostrado tanto en los bebés como en los padres. En este sentido, por ejemplo en el Puerta de Hierro, se ha implantado un protocolo de puertas abiertas 24 horas e incluso salas habilitadas por si los padres quieren dormir en el centro hospitalario. Cuando el bebé ya está estable, el llamado «cuidado Canguro» es vital. «El estar piel con piel fomenta la producción de la leche materna, regula la temperatura del bebé, reduce la apnea neonatal y, en definitiva, mejoran antes». Sin embargo, Marín reconoce que «por mucho que trabajemos para aumentar ese vínculo, al principio se les separa y lo pasan muy mal» porque no es lo «natural» para el recién nacido ni para la mamá. Estos profesionales, además de coordinarse con ginecología, cardiólogos pediátricos y demás especialistas, lo hacen con la Unidad de Psicología y Psiquiatría para atender a los padres. La principal angustia de éstos suele ser la incertidumbre «porque no sólo no podemos decirles cuándo se irán a casa, sino que tampoco podemos garantizarles qué secuelas pueden surgir ni a qué edades».

Es importante que los padres no comparen con otros niños en función de la fecha de nacimiento porque la edad «real» del bebé a nivel de desarrollo sería cuando hubiera cumplido 9 meses en el útero. Para reducir daños neurológicos, una de las secuelas más frecuentes, se cuida mucho la postura del niño, se crean «nidos más confortables» y se incorporan cobertores en la incubadora para la reducción del impacto auditivo y visual de los prematuros para simular lo más posible el útero materno. «Los cimientos de su cerebro se han visto alterados y hay que reducirlos lo más posible». En este sentido, es muy importe la alimentación. El neonatólogo recuerda la importancia de la leche materna y –como parece que ha hecho Irene Montero– que las madres donen su leche materna para ayudar a otros bebés a recuperarse. Y es que, factores como el estrés laboral o las técnicas de reproducción asistida, entre otros, han provocado el aumento de los nacimientos prematuros en un 36 por ciento entre 1996 y 2013, según datos del INE.

Sin embargo, dentro de los prematuros, hay que diferenciar. El coordinador de Neonatología del Hospital Nuestra Señora del Rosario de Madrid, el doctor Krzysztof Kuder, asegura que no es lo mismo un prematuro tardío de entre 34-36 semanas que uno de entre 26 y 28 semanas. «Si hablamos de los primeros, los mecanismos son muy similares a los de un niño en tiempo. Sin embargo, aquel que nace con problemas respiratorios debido a su semana de gestación, requerirá de una actuación bastante más aparatosa. Éstos pueden tener problemas respiratorios severos». Kuder asegura que primero se actúa en el mismo paritorio, donde se estabiliza su función respiratoria y circulatoria y posteriormente, se le trasladará a la unidad de cuidados intensivos. Este transporte se realiza en un incubadora que tiene unas condiciones adecuadas de calor, humedad y oxígeno.

«Una vez en la UVI neonata, comienza la segunda valoración más especial: determinar si necesita ventilación artificial y buscar una vía para poder administrar los fármacos. Si sigue en estado grave, no podrá comer por lo que se le alimenta a través de los goteros y desde el primer momento». Sin embargo, los especialistas hacen hincapié en la importancia de la leche materna para «que las tripas del bebé comiencen a moverse lo antes posible» e insisten en la importancia de la donación. De esta forma, también otras madres se convierten en «ángel de la guarda» de estos pequeños que requieren de mucha ayuda científica pero, no menos importante, de mucho cariño.

Source: La Razón

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