La esclavitud moderna tiene rostro de mujer

Una mujer adinerada, neurótica, testaruda, colérica, escrupulosa, burguesa, casada y con tres hijos. Es de izquierda, pero necesita que una persona la ayude con las labores del hogar y la atención de los niños.

Y no será cualquier persona, madame Lemarchand tiene a una elegida: se llama Hilda y, a su juicio, es perfecta.

Hilda, la nueva obra que se estrena como parte del II Festival de Dramaturgia Europea Estación Europa, fue escrita por Marie NDiaye, autora francesa de origen senegalés; dirigida por Ricardo Nortier y protagonizada por Diana Volpe, en el papel de Madame Lemarchand. También actúan Aitor Aguirre en el rol del esposo de Hilda, y Jeslin Valbuena como la hermana menor de la criada.

“Esta obra me eligió a mí, es la que quise hacer como director. Me gustó por el aspecto psicológico; el personaje es tan rebuscado y psicópata que pudiera poner a flote la clase alta cuando se vuelve loca para controlar a la clase baja, pero, al mismo tiempo, siente una atracción de vivir la vida de la gente pobre”, cuenta Nortier.

Hilda nunca aparece en escena, pero la señora Lemarchard habla con mucha intensidad sobre ella; la describe e idealiza a través de monólogos y conversaciones con el esposo de la criada, Frank Meyer. Madame Lemarchard aparenta ser una mujer amigable y bondadosa, pero su única intención es dominar a su criada hasta el punto de acabar con su matrimonio.

De acuerdo con Nortier, esta es una obra densa y con personajes psicológicamente complejos. Habla con énfasis a una parte de la escenografía: los espejos móviles. Estos no solo sirven para simplificar los cambios de escena, sino que cumplen una función semiótica importante, dice.

Fuente: El Nacional

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