Frutos secos y semillas, principal causa de atragantamiento en pequeños

La presencia de cuerpos extraños (CE) en la vía respiratoria del niño no es una patología frecuente, pero cuando ocurre puede tener consecuencias graves, incluido el fallecimiento. Afecta sobre todo a niños entre 1 y 4 años, aunque hay otro pico alto de incidencia entre los 9 y 12 años. “La aspiración de un cuerpo extraño es una urgencia pediátrica que precisa de un diagnóstico y tratamiento precoz”, explica Anselmo Andrés, neumólogo pediatra y miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), “para evitar riesgos es importante sospechar esta patología en niños en edad de riesgo, que presenten tos y disnea de instauración brusca. Su sospecha obliga a la realización de una fibrobroncoscopia exploratoria y a extraerlos mediante broncoscopia rigida o flexible”.

Durante el año 2000, fue la causa de 160 muertes y de más de 17.000 consultas a los servicios de urgencias en niños menores de 14 años en Estados Unidos. La muerte por asfixia secundaria a aspiración de cuerpos extraños es la cuarta causa más común de muerte accidental en Estados Unidos y la segunda causa de muerte doméstica, que además, es evitable. En nuestro entorno la mortalidad se ha cifrado en 9 casos por cada 1.000 accidentes por cuerpos extraños respiratorios en niños. Estos datos de mortalidad son claramente inferiores a los de épocas anteriores debido al desarrollo de las técnicas de broncoscopia, los métodos de diagnóstico radiológicos, la educación sanitaria y la colaboración de los fabricantes de juguetes en el cumplimiento de las normativas respecto al tamaño y forma de los mismos.

Menos casos

“No hay muchos datos de incidencia recientes, pero a pesar de que el número de casos ha bajado gracias a una mayor concienciación de los médicos y la familia, todos los años hay entre 3 y 10 casos en los grandes hospitales pediátricos españoles, de niños con ingesta de cuerpos extraños en la vía aérea” apunta Andrés.

La máxima incidencia se presenta en menores de 3 años y más frecuentemente en varones. “Sabemos que en esta franja de edad, los cuerpos extraños ingeridos suelen ser frutos secos o semillas, así como también partes de juguetes o piedras, mientras que en el segundo pico de incidencia entre los 9 y 12 años, es más frecuente la ingesta de capuchones de bolígrafos, pilas de botón u objetos metálicos”, explica Andrés. Los niños pequeños son el grupo que mayores incidentes sufre debido a: la falta de molares que permitan una buena masticación, la tendencia a introducirse objetos en la boca y la falta de coordinación entre la deglución y el cierre de la glotis; así pues la prevención es fundamental para evitar estos incidentes.

Protocolo

“Cuando un niño llega con tos persistente, hipoventilación focal o un cuadro de broncoespasmo que no mejora, el médico debe pensar siempre en la posibilidad de que exista un cuerpo extraño alojado en la vía respiratoria”, explica el neumopediatra y continúa: “La exploración clínica puede ayudarnos en el diagnóstico, pero esta puede ser normal cuando se trata de pequeños cuerpos extraños distales en los bronquios por lo que debemos insistir en la sospecha diagnóstica. ”El siguiente paso sería la radiográfica de tórax en la que es posible ver un objeto si este es metálico, pero que en al menos un 10-15% de los casos también resulta normal, por lo que la recomendación es realizar una fibrobroncoscopia exploratoria. “En cuanto al tratamiento de elección para la extracción de cuerpos extraño en vía aérea en niños es la broncoscopia rígida o la fibrobroncoscopia”, recomienda Andrés.

Source: La Razón

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