Las huellas genéticas del cáncer de mama marcan los avances

Los datos son positivos en cáncer de mama. Hoy se curan más del 80% de las pacientes, gracias a la suma del diagnóstico precoz, el trabajo en equipo y el conocimiento biológico de la enfermedad, que han hecho posible una esperanza real para cada uno de los casi 33.000 nuevos casos que se dan cada año. Este tumor se ha convertido en todo un ejemplo dentro de la Oncología, porque su impacto en la mujer, en la familia y en la sociedad ha provocado que se cimentaran las bases de la detección y la investigación que hoy permiten observar con optimismo la situación.

Pero no se trata de teñir de rosa todo de forma gratuita, porque la Medicina no ha tirado la toalla y continúa en la búsqueda de soluciones para los tipos con peor pronóstico, como quedó reflejado en el debate de la primera mesa –organizada por A TU SALUD, en colaboración con Roche– del Foro Cáncer de Mama, celebrado en la casa de LA RAZÓN ayer. Manuel Ruiz, oncólogo del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, apuntó que “tenemos ya puestos los ladrillos de la primera planta, ahora nos queda ir perfilando el resto”, en clara alusión a los avances conseguidos gracias a los cribados en la población femenina, que “han permitido reducir la mortalidad en un 35%. Se ha puesto mucho esfuerzo y campañas de gran concienciación para llegar a una detección precoz”, añadió Begoña Bermejo, oncóloga del Hospital Clínico de Valencia. Cifras positivas que también puso sobre la mesa Federico Plaza, director de Corporate Affairs de Roche España: “Hace unos años en Europa se daban entre 17 y 18 muertes por cada 100.000 habitantes; en España hoy estamos en torno a 11. Somos el país con los datos de mortalidad más bajos de la UE. Esto se traduce en que estamos haciendo bien las cosas”. Por ello, desde Fecma (Federación Española de Cáncer de Mama), Ana Valderas reivindicó que “las mujeres no podemos faltar a esta cita. Hay que seguir pidiendo que los programas de cribado sigan, saber por qué algunas no van, continuar con el trabajo de concienciación y conseguir equidad y homogeneidad entre todas las comunidades, ya que tienen periodicidades distintas y comprenden franjas de edad variables”.

Un paso más allá fue Luis Manso, oncólogo del Hospital Doce de Octubre de Madrid, porque afirmó que “no debemos obviar que los conocimientos de la biología del tumor han permitido la personalización de los tratamientos y un mejor uso de los mismos. Además, claro está, del diseño de dianas moleculares más precisas”. Aquí se deben subrayar los hitos en el campo de los tratamientos que han venido de la mano del diseño de las dianas moleculares y los medicamentos biológicos que han cambiado el paradigma del cáncer. “Yo, que soy de las antiguas, hace más de 25 años que superé el cáncer, puedo dar fe de lo que ha cambiado la imagen de las salas de espera y del hospital de día», recordó la representante de Fecma.

Ruiz destacó que “la llegada de los marcadores moleculares ha permitido un cambio en la asistencia, en la mentalidad. Tenemos terapias menos agresivas y nuevas vías de administración”. Porque hoy, “no sólo se persigue mejorar la supervivencia, sino conseguir más vida en esos años de más”, subrayó Plaza. La calidad es un estándar más en los ensayos clínicos, “y lo medimos porque la participación de los pacientes en su diseño, como uno más en los mismos, así lo reclaman”, añadió el portavoz de Roche. El mayor protagonismo de las pacientes ha ido borrando el rastro de paternalismo en las consultas. “Antes eras del médico, te decía lo que te iba a hacer y punto. Hoy tenemos más información y nos formamos para hacer frente al proceso. Participamos más en él”, explicó Valderas. Por eso, Manso destacó “la solidaridad con que muchas mujeres han participado en ensayos clínicos a sabiendas de que no tenían por qué salir beneficiadas del mismo. Esto nos ha permitido avanzar mucho». Todo esto para conseguir hoy poder dar esperanza con hechos: con más de 100.000 pacientes con enfermedad avanzada y metastásica. “Estas pacientes, que no se curan, sino que viven con el tumor, al final no mueren por su culpa. Además de vivir, lo hacen con buena calidad, vuelven al trabajo y a sus rutinas”, concluyó Bermejo.

Dianas moleculares, grandes hitos

Uno de los momentos clave en el cáncer de mama fue poner un apellido al tipo de tumor: HER2. “No sólo fue clave en el cáncer de mama, sino en el campo de la Oncología, porque avanzamos para encontrar los detalles genéticos que nos permiten tratar con más precisión”, apuntó Plaza. Tener un marcador molecular cambió el modo de abordaje profesional, “nos obligó a trabajar en equipo, a la multidisciplinariedad. Ahora es impensable no contar con el patólogo, con el radiólogo, con el cirujano… Formamos comités y discutimos qué es lo mejor en cada caso”, aseguró Bermejo. Encontrar dónde apuntar favoreció el desarrollo y puesta en marcha de terapias biológicas con datos de supervivencia alta. “Además aparecieron conceptos como la neodyuvancia, que significa tratar antes o de forma previa a la cirugía para evitar que ésta fuera tan radical. En las luminares y en las de triple negativo también llegan novedades que mejoran el pronóstico”, añadió Ruiz.

Source: La Razón

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