Filipinas, incubadora de enfermedades evitables por el miedo a las vacunas

Con epidemias de dengue y sarampión, que han matado a más de 1.800 personas, y un brote de polio recién declarado, el sistema de salud de Filipinas está desbordado y el país corre el riesgo de convertirse en incubadora de enfermedades prevenibles, en gran medida por el miedo a las vacunas.

Filipinas, incubadora de enfermedades evitables por el miedo a las vacunas

La mayoría de los fallecidos por dengue y sarampión son menores de cinco años y en el último mes se han confirmado dos casos de polio -una niña de 3 años en Lanao del Sur y un niño de 5 en Laguna, sur de Manila-, enfermedad para la que no hay cura, que fue erradicada del país hace 19 años.

«Todavía hay unos 750.000 niños filipinos que no han recibido ninguna vacuna», señaló a Efe el director para Filipinas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Rabindra Abeyasinghe, quien insiste en que tanto el sarampión como la polio son evitables gracias a «vacunas eficaces y seguras».

Abeyasinghe recordó que Filipinas aún se recupera del trauma de Dengvaxia, una vacuna experimental contra el dengue que se aplicó masivamente en escuelas entre 2016 y 2017, hasta que su fabricante, la farmacéutica francesa Sanofi, admitió que tenía efectos adversos y varios niños vacunados fallecieron.

Antes de ese escándalo, un 93 % de los filipinos creía en la eficacia de las vacunas, mientras que hoy lo hace un 32 %, es decir, solo uno de cada cinco filipinos confía en su seguridad, según el Índice Global de Confianza en las Vacunas.

Con el desplome de la tasa de inmunización al 40 % en 2018 -tres de cada cinco menores de 5 años no están debidamente vacunados-, Filipinas podría ser una incubadora de enfermedades contagiosas, un riesgo potencial para toda la región.

CAMPAÑA DE INMUNIZACIÓN MASIVA

Para contener la nueva emergencia sanitaria, el Departamento de Salud comenzará la próxima semana una amplia campaña de inmunización contra la polio, como ya hizo a principios de año cuando se declaró el primer brote de sarampión, que solo ahora comienza a estar controlado tras haber matado a unas 550 personas.

El objetivo es inmunizar por vía oral a unos 5 millones de niños para noviembre, con especial incidencia en las comunidades más pobres donde «el hacinamiento y el saneamiento deficiente facilitan los contagios de polio y sarampión», apuntó Abeyasinghe.

En Filipinas, con una tasa de pobreza del 21 %, más de 22 millones de personas viven en esas condiciones precarias e insalubres, donde esas enfermedades altamente infecciosas se propagan con rapidez.

La campaña cuenta con el apoyo de la OMS, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), entidades que han liberado fondos para la compra de las vacunas y han desplegado personal especializado sobre el terreno.

El presidente del CICR en Filipinas, Chris Staines, afirmó que el «alarmante regreso» de la polio pone en riesgo la vida de 11 millones de menores de cinco años, por lo que animó a todos los padres a vacunar a sus hijos «para salvar vidas».

La cobertura de inmunización contra la polio se situó en 2018 en el 66 %, «muy lejos del 95 % que se considera seguro para garantizar que la población está protegida frente a la enfermedad», alertó el secretario filipino de Salud, Francisco Duque.

Las autoridades sanitarias declararon el brote de polio el 19 de septiembre, cuando se confirmó el primer caso, pero ya advirtieron del riesgo del retorno de la enfermedad meses antes al detectar el virus tipo 2 en muestras extraídas de la red de alcantarillado de Manila y Davao, las ciudades más densamente pobladas del país.

La tasa de mortalidad por polio -enfermedad endémica solo en Afganistán, Pakistán y Nigeria- alcanza el 20 % y sus secuelas suelen ser irreversibles, en forma de parálisis.

EPIDEMIA DE DENGUE

Sin embargo, la emergencia sanitaria más grave en Filipinas es la epidemia de dengue, declarada el pasado agosto, que ya supera los 307.700 casos -más del doble que el año pasado- y las 1.250 muertes en lo que va de año a causa de la enfermedad, para la que no hay vacuna confiable.

Aunque la incidencia de la enfermedad, transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti, es elevada este año en todo el Sudeste Asiático -los contagios en la región se han triplicado-, Filipinas acumula las cifras más demoledoras en su peor brote de dengue desde 2012.

Los hospitales públicos de los barrios más humildes de Manila, como Santa Cruz o Tondo, están desbordados y aglutinan hasta veinte pacientes por habitación.

En esos centros, a pesar de que se han desplegado camas adicionales en los pasillos para atender la epidemia de dengue, algunos pacientes tienen que compartirlas.

Más de la mitad de las muertes por dengue son de niños menores de 9 años, «mucho más vulnerables a la enfermedad porque su sistema inmune es más débil», explicó Amado Parawan, de Save The Children.

Ante la gravedad de la epidemia, algunas voces, incluida la del presidente Rodrigo Duterte, se han mostrado partidarias de retomar el uso de Dengvaxia, una decisión controvertida cuando todavía se investiga la relación de la vacuna con la muerte de al menos 119 niños. EFE

EB

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Source: Informe21

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