El místico show de Devendra Banhart

Por Bárbara Riffo

Fui al concierto de Denvedra Banhart, uno de mis favoritos en la vida. Me acompañó una amiga con quien, desde abril cuando se confirmó su retorno a Chile, veníamos especulando sobre la presentación. Este músico -venezolano y estadounidense- ha ganado un espacio importante en la industria musical y en el corazón de sus seguidor@s gracias a su peculiaridad y sencillez, no podíamos perdernos lo que sabíamos sería una experiencia sensorial.

Foto: Claudia Jaime ( Fauna Prod).

El espacio escogido fue La Cúpula del Parque O’Higgins, un privilegiado escenario que lo mantuvo cercano a su público. Oíamos y mirábamos sus movimientos con el sentimiento latente de estar en frente de un ícono de la modernidad. Es un sujeto disperso, empático, divertido y suave… Principal y especialmente, suave.

Foto: Bárbara Riffo.

Me impresionó la calidez que Devendra es capaz de entregar a su público, el montaje no incluyó demasiado glamour, ya que su presencia acompañada a la de sus músicos, es lo suficientemente atractiva y armónica para llenar de magia la Cúpula, con sus sonidos lograron realmente hacer encandecer nuestros cuerpos.

Foto: Claudia Jaime ( Fauna Prod).

Con un español perfecto presentó, en el marco de la gira promocional, su noveno álbum, Ape in Pink Marble (lanzado en septiembre de 2016) junto a otras canciones de su característico repertorio folk, fue con este sobrevino show, modestia y olas con las manos, que Devendra Banhart nos mostró durante casi dos horas su genialidad. A momentos parecía que estábamos en una sesión de meditación todos vibrando y alineando nuestros chakras. Los momentos sicodélicos de Devendra y la banda son conmovedores. Me pareció que en un minuto hasta hizo yoga mientras cantaba.

Conversó con sus músicos, con el público, fue encantador y carismático, se mostró transparente. ¡Así es Devendra! No debería sorprendernos, pero tengo que mencionar que guardo la sensación luego del concierto, de sentirme reconciliada con la pérdida de sentido, como si Devendra lograra decirnos con altas dosis de espontaneidad que la naturalidad es, sin duda, un atractivo más de sus infinitas razones para amarlo.