Templo antiguo de Afrin, víctima colateral de los combates en Siria

En la región siria de Afrin, blanco de una ofensiva turca, los bombardeos redujeron a escombros parte de un templo de 3.000 años de antigüedad. Sólo se libraron la parte trasera y un león de basalto negro con la melena esculpida.

Templo antiguo de Afrin, víctima colateral de los combates en Siria

Las autoridades kurdas y sirias responsabilizaron de los bombardeos a Turquía, que el 20 de enero lanzó una ofensiva contra esta región kurda fronteriza con su territorio.

Encaramado a una colina, el templo neohitita de Ain Dara fue construido en el periodo arameo (entre los siglos XIV y VIII a.C.). Se desconoce con exactitud la identidad de la divinidad adorada en el edificio pero se baraja la hipótesis de que sea Ishtar, diosa del amor.

Hasta el 26 de enero, cuando empezaron los bombardeos, el templo, «uno de los edificios arqueológicos más importantes construidos por los arameos en Siria», según la dirección general de las Antigüedades y Museos, albergaba vestigios.

Ahora los peldaños adornados con motivos geométricos de la escalera del edificio están cubiertos de piedras. Los frescos esculpidos en basalto negro que representaban a imponentes animales alados se hicieron trizas. Sólo quedaron en pie la padre de atrás y el león de basalto.

Animales legendarios

«Estaba sentado aquí. El ataque fue tan violento que nos sacudió muy fuerte. Después empezó a subir humo por la colina», cuenta Ahmed Saleh, septuagenario del pueblo vecino de Ain Dara, tocado con una kufiya roja y blanca.

Tras visitar el lugar, el arqueólogo Salah el Din Senno estima que los destrozos afectan a entre el «40 y 50%» de este sitio de 50 hectáreas descubierto en 1982.

Hay daños en la entrada y el interior. «Estatuas de animales legendarios, gardianes del templo y otras esculturas que representan a los dioses salieron propulsados» por la explosión, añade. «Algunas losas volaron a una distancia de 100 metros».

El ejército turco, que ataca en Afrin a la milicia kurda de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), calificada de «terrorista» por Ankara, aseguró que «los edificios religiosos y culturales, los monumentos históricos, los vestigios arqueológicos» no figuran entre los blancos.

Pero las autoridades de Damasco, responsables kurdos y el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) acusan a Ankara de los destrozos del templo de Ain Dara.

La dirección general de Antigüedades y Museos de Siria confirmó la destrucción del templo y «condenó los ataques turcos».

‘Catástrofe’

«El templo es un ejemplo importante de arquitectura religiosa sirio-hitita», recuerda un responsable de la Unesco.

«Está ricamente decorado con ortostatos (bloques de piedra que forman la primera hilera de un muro) con motivos geométricos y figurativos», declaró a la AFP.

Algunos de estos bloques «ya fragilizados por décadas de exposición a la intemperie, quedaron en pedazos».

En Siria, las joyas de la antigüedad sufrieron los estragos de la guerra que estalló en 2011.

En 2015, el grupo Estado Islámico (EI) saqueó Palmira, de más de 2.000 años de antigüedad e inscrita en la lista del patrimonio mundial de la Unesco. Los yihadistas destruyeron con explosivos el templo de Bel.

«En el de Ain Dara, es el mismo nivel de atrocidad que en el templo de Bel», lamentó el exdirector general de Antigüedades y Museos de Siria, Maamoun Abdelkarim.

Este último está preocupado por el sector de Jabal Samaan, vecino de Afrin, donde se encuentran los vestigios de pueblos antiguos que datan del siglo I al VII, e inscritos en 2013 en la lista del patrimonio mundial en peligro de la Unesco.

Abdelkarim no es todavía capaz de asimilar los destrozos en Ain Dara. «Es una catástrofe en todos los sentidos. Tres mil años de civilización, destruidos en un bombardeo aéreo». AFP

EA

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Source: Informe21

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