Neymar al Barça, una novela que ya estaba aburriendo llega a su final.

El Barcelona está apostando con fuerza en un proyecto a corto plazo y con mucho riesgo. Neymar regresa al lugar donde se hizo estrella, pero que dejó tras hacer un berrinche. A horas de que se cierre el mercado de transferencias, el regreso del brasileño al club culé es casi un hecho.

Neymar al Barça, una novela que ya estaba aburriendo llega a su final.

Era el verano del 2017, todas las cadenas deportivas del mundo tenían sus ojos puestos en Barcelona y Paris. La gran estrella brasileña del Barça llamada Neymar Jr. era el motivo. Todos esperaban que su relación con el equipo culé se rompiera tras días de conflictos y rumores, hasta que una mañana de agosto los representantes del brasileño pagaron la cláusula de 222 millones de euros al Barça y, horas más tardes, era presentado en el Parque de los Príncipes por el dueño del PSG al frente de una afición que, emocionada, celebraba la llegada de un crack mundial a su club para así aspirar a más.

Pasaron dos temporadas y volvemos a estar pendientes de Paris y Barcelona. Otra vez el mismo actor que quiere cambiar de obra. Neymar vuelve a la carga ahora con más agresividad para irse del PSG, club que hace dos años lo adoptaba como su mesías y ahora lo tiene como un paria.

Neymar tiene sus motivos. Al llegar al club parisino pensó que sería la estrella del equipo; que esa sombra que le tenía Messi se acababa y que ahora podía brillar por su talento y liderazgo, pero las cosas no salieron como esperaba. El atacante vio cómo llegaba otra estrella en ascenso, llamada Kylian Mbappé que venía de hacer una temporada asombrosa con el Mónaco, llegando a semis de Champions y ganando la Ligue 1. A su vez, en los primeros partidos tuvo problemas con Edinson Cavani, uno de los jefes del vestuario parisino, por ver quién cobraba los penales. Y así comenzaba una larga listas de eventos que deñaría esa relación entre el club y él. Pero los directivos del club también empezaban a tener motivos para estar molestos.

El PSG invirtió en Neymar porque quería un jugador franquicia para su proyecto, un jugador para ganar la Champions y que fuese el líder de un club que haría historia, pero nada de esto ocurrió.

Neymar recayó varias veces en lesiones similares y tuvo varios comportamientos que disgustaron a la directiva. Desde criticar a los canteranos por perder un partido hasta pelearse con un aficionado que lo increpó en la entrega de medallas en la Copa de Francia. Las acciones de “Ney” ayudaron a aumentar la tensión. La tensión fue tal, que en junio el presidente del PSG, Nasser Al-Khelaifi, dijo en una entrevista que no toleraría a más super estrellas “malcriadas” e instó a que quienes no estaban comprometidos se fueran. Con esto moría la relación Neymar-PSG.
Pasaron las semanas desde esa entrevista y se siguieron notando los problemas. Neymar no entrenaba con el equipo. Tuvo una discusión acalorada con el director deportivo e incluso se hizo viral un video en una celebración donde el equipo excluía al brasileño de ella. Mientras, el Barça aparecía en el horizonte.

El club catalán tocaba la puerta por el brasileño y quería aprovechar la situación. Ofertas de cambios iban a las oficinas del PSG, pero los franceses no estaban dispuestos a ceder a Neymar sin dinero de por medio. El objetivo era recuperar su inversión y seguir sacándole provecho a ese jugador que los despreció. Mientras, el Barça se encontraba en problemas para ficharlo. Los culés no tenían mucho flujo de caja y tenían a varios jugadores con fichas altas aún en la plantilla, a su vez, sumaban a Griezmann al plantel tras pagar 120 millones de euros en una de las operaciones más importantes del mercado. Así que, desde el Camp Nou, se pusieron manos a la obra para sacar dinero hasta de las piedras.

El Barcelona ha gastado bastante desde la salida de Neymar. El equipo hizo tres apuestas tras su marcha, pero ninguna funcionó. Malcom se fue sin pena ni gloria al Zenit tras haber rechazado a la Roma el año anterior por irse al Barça para terminar siendo suplente sin oportunidades; pero los casos de Coutinho y Dembélé han sido los más dramáticos. El francés fue la apuesta culé tras la salida de Neymar. Presionaron hasta que no pudieron más al Dortmund por el joven extremo, logrando cerrar un acuerdo con el club alemán por un total de 125 millones de euros. Pero la inversión no tuvo éxito. El francés nunca logró adaptarse y terminó volviéndose un jugador sin un puesto fijo en el equipo titular.

Mientras, Coutinho la gran apuesta culé , también fracasaba. El Barça luchó por él durante dos mercados de fichajes. El Liverpool quería bastante dinero por su estrella y lo consiguió en enero del 2018 al cerrar un acuerdo por 145 millones de euros. Al llegar al Barcelona el mundo caía a sus pies, iba a jugar con su ídolo Messi y era la pieza faltante en un proyecto que quería todo. Una temporada y media después, Coutinho es despreciado en el Camp Nou. Su adaptación no fue buena, no se le encontró sitio en el equipo y no pudo explotar su potencial. La presión fue enorme y terminó comido por ella, algo que generó que el brasileño hiciera partidos para el olvido como lo fue la final de la Copa del Rey en la que, para muchos, fue un estorbo en el juego del Barça. Con esto, la relación Barcelona-Coutinho se fue al “stand by” mientras este va a buscar suerte en Munich con una salida en forma de cesión con opción de compra para el año que viene.

De nuevo el Barça apuesta por Neymar

A las tres inversiones fracasadas se unen al clamor del aficionado al ver que la Masía, histórica cantera del Barcelona de la que salieron estrellas como Guardiola, Xavi, Iniesta y Messi, no es tomada en cuenta. Jugadores como Riqui Puig y Carles Perez cada vez tienen menos oportunidades y son relegados por estrellas como Griezmann o Neymar que llegan a ocupar puestos importantes de la plantilla. Mientras, el aficionado ve con preocupación cómo su club se endeuda por un proyecto que todavía no ha dado el resultado que esperan, la Champions.

Ahora, el fichaje de Neymar está al borde de ser cerrado. Se habla de un traspaso que incluiría a Dembélé y 170 millones de euros, pero que serían pagados en un año tras cumplirse el préstamo, según reporta el periodista especialista en el Barça y en la Premier League, Guillem Balagué. Con esto el Barcelona estaría armando uno de los mejores ataques de la historia del deporte, pero con un costo cada vez mayor. Messi y Suarez están entrando a la recta final de sus carreras. El uruguayo está en la que podría ser su temporada final en el Barça, mientras, las nuevas incorporaciones están teniendo una edad considerable y están costando mucho dinero, casi 300 millones en dos jugadores que tienen 27 y 28 años (Neymar y Griezmann respectivamente). Por el otro lado, Dembélé se va del Barça sin encontrar puesto y representando a esa juventud que se pierde y tiene que irse del club mientras éste apuesta por otra gente, pero a corto plazo.

Para concluir

El Barcelona está apostando con fuerza en un proyecto a corto plazo y con mucho riesgo. Neymar regresa al lugar donde se hizo estrella, pero que dejó tras hacer un berrinche. Si bien tanto en fútbol como en temas de marketing la estrella brasileña aporta muchísimo, gastar una gran cantidad de dinero por dos jugadores que están entrando a los 30 años parece una acción desesperada de un club que se niega a aceptar el fin de un ciclo.

En el papel la cosa pinta para ganarlo todo, pero en el fútbol nada se sabe. Lo que sí queda es un mal precedente. Después de lo que le hizo Neymar al Barça hace dos años, y que además mantiene la demanda al club por un tema de deuda; que éste regrese al club de esta forma no debería gustarle a nadie, aunque en este deporte Ney hace dos partidos asombrosos y todo se olvida, pero no debería ser así y menos en clubes como el Barça. La frase “más que un club” debería significar muchísimo y debería representar esa brújula moral a la que se deberían apegar aquellos que dirigen al club, pero, al parecer es más importante ganar como sea que ganar con estilo. @dald96

Daniel Limongi / Informe 21

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