Objetivo: “encapsular” a los médicos frente al coronavirus

El Ministerio de Sanidad lo ha recomendado y la mayor parte de los profesionales sanitarios lo han convertido en ley. El departamento que dirige Salvador Illa aconsejó ayer a los médicos y trabajadores de hospitales y centros de salud que suspendan la celebración de eventos de carácter científico o formativo, los conocidos comúnmente con la denominación de congresos médicos, con el fin de evitar la expansión del coronavirus. La decisión se produce después de que el Ministerio y las comunidades autónomas hayan certificado que 13 de los 151 enfermos contabilizados hasta media tarde de ayer son sanitarios que han podido estar en contacto con los afectados. La extensión del Covid-19 entre los posibles cuidadores de los enfermos podría privar de atención a éstos en un momento en el que la epidemia se expande con decenas de nuevos casos diarios, lo que imposibilitaría su atención y dispararía la peligrosidad de la patología.

Según ha podido saber este periódico, algunos hospitales de regiones como, por ejemplo, el País Vasco, mantienen bajo observación a la mayor parte de los trabajadores de servicios como Medicina Interna para descartar o confirmar su contagio. De hecho, ayer la consejera de Salud, Nekane Murga, afirmó que además de los cinco positivos en los hospitales de Txagorritxu y de Santiago, de Vitoria, hay un centenar de sanitarios en aislamiento, de las 220 personas que están siendo controladas. Además, el Gobierno autonómico ha realizado oferta pública de empleo para médicos con «carácter extraordinario», los cuales serán seleccionados solo a través de su currículo.

El anuncio de Illa se produce también después de que los propios sanitarios dieran la voz de alerta y decidieran anular por su cuenta la asistencia a actos científicos para protegerse ante una expansión del virus. La primera en proceder a las cancelaciones fue la Organización Médica Colegial (OMC), el órgano que aglutina a los colegios oficiales de médicos de toda España, que ya efectuó esta recomendación hace días y procedió incluso a comunicar que el Comité ejecutivo Ampliado de la Unión de Médicos Especialistas Europeos (UEMS) había tomado la decisión de aplazar la Conferencia de Sevilla prevista para los días 6 y 7 de este mes, con el objetivo de proteger a sus participantes ante la inquietante evolución de la enfermedad.

El anuncio de la corporación que preside el médico Serafín Romero sembró la inquietud entre las principales sociedades científicas de este país, que a la vista de la situación también han procedido estos días a cancelar decenas de eventos médicos de forma oficiosa. Horas antes de que el propio Ministerio hiciera pública su recomendación, al menos ocho autonomías terminaron de dar la puntilla a estos actos al comunicar a sus trabajadores de hospitales y centros de salud la cancelación de todos los permisos pertinentes para asistir.

Personal expuesto

El temor a los contagios tras las alertas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la evolución del número de afectados en España sembró el temor de los gobiernos autonómicos, precipitando la decisión. También las enfermeras dieron la voz de alarma. Su Consejo General comunicó a las 307.000 enfermeros colegiados su recomendación de que no acudan a cualquier evento o acto que suponga una aglomeración de profesionales. «La mera posibilidad de que exista un contagio en un profesional que haya asistido a dichos actos y la posterior cuarentena de todas las personas que han mantenido contacto con ella hace imprescindible esta medida, garantizando la prevención y velando por nuestra disponibilidad continua en la asistencia sanitaria», subrayaba la corporación que preside Florentino Pérez Raya.

El riesgo de que los sanitarios fueran foco de contagio fue reconocido tácitamente por las autoridades sanitarias en una de las actualizaciones del procedimiento de actuación frente a casos de infección por el nuevo coronavirus. En el punto B de la definición de casos de infección se subraya que puede ser «caso»cualquier persona «que se encuentre hospitalizada por una infección respiratoria aguda con criterios de gravedad (neumonía, síndrome de distrés respiratorio agudo, fallo multiorgánico, shock séptico, ingreso en UCI o fallecimiento) en la que se hayan descartado otras posibles etiologías infecciosas». Este apartado suscitó la inquietud entre los médicos al considerar que con él da por hecho que la cadena epidemiológica había quedado rota, lo que impide conocer el foco de los contagios, y que podría haber infectados en el interior de los centros sanitarios sin que los trabajadores tuvieran conciencia de ello hasta la práctica de pruebas específicas.

Source: La Razón

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