El martirio de Zinedine Zidane y del Real Madrid es llegar al gol

Samuel Aldrey
@SamuelAldrey

Cuando en el verano de 2009 el Real Madrid fichó a Cristiano Ronaldo para sumarlo al nuevo proyecto galáctico de Florentino Pérez, con los años su presencia dio al imaginario merengue una seguridad: la virtud de que si llegan pelotas al área puede marcar gol. Esta tranquilidad la transmite a todo el equipo, que puede tener la certeza de que marcará.

La tranquilidad que daba el luso con su presencia no era solo la del gol, pues su equipo encadenaba entonces tres temporadas superando los 90 e incluso los 110 goles siendo el más goleador de la competición, sino la que tenía que ver con la facilidad para conseguirlo.

La plantilla madridista, con Ronaldo como estilete y la aportación anotadora de hombres como Benzema, Higuaín, Di María, Bale o Modric contaba con un volumen goleador muy notable, pero que en su mayoría dependía de una activación directa a través del juego. Cuando el desempeño del equipo no era el deseado, la suerte de la finalización estaba lejos, y las opciones de que el gol llegara ajeno a la jugada quedaban reducidas a la rebeldía de Cristiano y a una genialidad de Modric.

Con la llegada de Ronaldo, el Madrid ganaba, también, la posibilidad de dejar permanentemente abierta la puerta del gol.

A la plantilla actual del Real Madrid le ocurre algo parecido. Suma en sus filas a jugadores como Hazard, Benzema, Asensio, Rodrygo o Vinicius, todos ellos futbolistas con capacidad para alcanzar los dos dígitos en materia goleadora a lo largo de una temporada, pero cuyo impacto sobre la portería contraria, en la mayoría de casos, requiere de situaciones introducidas previamente por el juego.

Desde el 19 de julio del 2020, el Madrid comenzó su martirio con el gol. Empató 2 a 2 con el Leganés disparando a puerta solo 7 veces por las 15 del conjunto pepinero. Justo después, llegó la debacle ante el Manchester City de Guardiola con una pésima actuación táctica de la zaga, especialmente de Varane, que desde ese partido no ha levantado cabeza.

Desde aquel partido el Madrid solo ha marcado 24 goles en 14 partidos y recibido 21 goles. Perdió cuatro partidos, empató cinco y ganó seis, pero en todos recibió un gol. Además, solo tuvo un partido con cuatro goles o más. Fue ante el Huesca y solo dos con tres tantos: ante el Barcelona en el Clásico y ante el Inter. En su primera etapa en sus diez primeros partidos de LaLiga marcó 33 goles y solo recibió ocho. En la segunda etapa marcó 16 goles y recibió 12. El martirio de Zidane está en meter la pelota en el arco.

Source: Meridiano

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