La Vinotinto estancada a mitad de camino hacia Catar

Javier Rivera

@JavierRiveraVen

La selección venezolana cerró el tramo inicial de las eliminatorias al Mundial 2022 en el último lugar, con una producción que la mantiene lejos de Catar pero a la par de lo hecho en ciclos premundialistas anteriores.

Los datos reflejan que la Vinotinto no ha dado señales de avance. Más bien se ha estancado. La suma de numerosos elementos, desde los frecuentes vaivenes dirigenciales hasta los imponderables tildados de “mala suerte”, pasando por la falta de un estilo de juego, pueden explicar un poco mejor esto.

En medio de una transición interminable, la selección de Venezuela acumula un triunfo y un empate, ambos como local, en nueve salidas. La producción goleadora es baja, con cinco tantos anotados en cuatro de esos nueve encuentros que marcan la mitad del camino a Doha.

La localía no pesa

Al Mundial se clasifica sumando en casa, dice la trillada frase. Venezuela no es fuerte como local. Pero tampoco lo fue en otros momentos, cuando los puntos en los estadios nacionales fueron echados de menos para clasificar. La selección no asume el protagonismo, prefiere poblar el campo de hombres de marca, de apostarle casi todo a la velocidad y al contragolpe.

Al igual que en el camino a Rusia 2018, la Vinotinto cambió de técnico en medio del proceso. En los primeros seis partidos de aquellas clasificatorias, Noel Sanvicente sumó un punto, José Peseiro en las actuales arañó cuatro. Para completar los primeros nueve encuentros, los sucesores, Rafael Dudamel y Leonardo González, aportaron uno y ninguno, respectivamente.

Esta vez, ni siquiera la actuación en la Copa América –más allá de la sensación de reencuentro emocional con el aficionado- avala la esperanza de recuperación para la segunda parte del premundial.

No luce a la vista un milagro como el peruano hace cuatro años, que le permitió colarse en la cita rusa en las últimas fechas. Especialmente cuando las dudas en torno a cómo juega Venezuela se acumulan partido tras partido.

Se acerca el recambio

En un momento en el que los vinotintos están en varias de las mejores ligas del exterior pero no en los mejores equipos, la posibilidad de recambio es latente. El acertijo es a qué ritmo llevarla a cabo. Las recientes listas previas de convocados han llegado a tener más de 50 jugadores. Entonces, en el papel, material hay.

Con Wuilker Fariñez consolidado en el arco, el axioma de que el equipo se arma de atrás hacia adelante puede tener validez. Los problemas empiezan apenas se sale de los tres palos. Hace rato que no se ha podido completar, repetir, sostener, un cuadro defensivo. O mejor, un once.

Roberto Rosales representa la «vieja guardia», en una fase de su carrera que apunta a un declive tras abandonar las ligas de élite. Ronald Hernández, otra vez, tocó la puerta. Yordan Osorio es el señalado para ser el estandarte de la zaga central. Nahuel Ferraresi ganó espacio en las recientes jornadas. Oscar González acaba de llegar, pero tiene las condiciones suficientes para adueñarse del lateral izquierdo.

En el medio, Yangel Herrera se erige como la esperanza de muchos, de equilibrio, de manejo. La experiencia de Tomás Rincón es indudable, pero varios nombres ya son realidad para relevarlo apenas sea necesario: Junior Moreno, José Andrés Martínez, Edson Castillo.

La creación parece correr por cuenta de Yeferson Soteldo, adorado por el público, respetado por los rivales. Jefferson Savarino permanece en deuda y tendrá chance para revertirlo. Otro nombre propio es el de Darwin Machís, de los jugadores más completos del país. Luego, pese a que se pueda pensar lo contrario, son escasas las alternativas para los volantes ofensivos.

Otro elemento del orden anterior a este ciclo de Catar 2022 es José Salomón Rondón. Y de los tres es el que menos tiene un sustituto claro. Sin Rondón, la Vinotinto carece de una referencia en el ataque, pese a que Josef Martínez no ha desentonado cuando se le requirió. Los jóvenes tienen mucho por crecer: Jan Hurtado y Eric Ramírez necesitaban minutos de juego y cuando los tuvieron asomaron solo destellos.

Vinotinto y Futve deben ir de la mano

Aunque una porción de la afición y de la crítica reafirma su crispación ante la mención en la misma frase de las palabras Vinotinto y Futve, es el torneo nacional una reserva obvia de material humano para la renovación.

Líneas más arriba ya fueron mencionados Oscar González y Castillo. No son los únicos. Especialmente los juveniles que despuntan en la liga venezolana serán base de la nueva escuadra nacional, de inmediato o en el mediano plazo.

Es probable que los Osorio, Herrera, Machís y compañía tengan las mismas dificultades del presente en las próximas nueve fechas o cuando arranque el ciclo de 2026. El problema de fondo, el de impulsar definitivamente un cambio para la globalidad del fútbol venezolano, no parece prioritario en la práctica. Por ello, el optimismo puede correr por cuenta de cada quien pero la realidad sigue lejana a la fase final de una Copa del Mundo.

Source: Meridiano

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