Locura adolescente en Barcelona con Shawn Mendes

Un griterío adolescente ensordecedor ha recibido en Barcelona a Shawn Mendes, el último ídolo llegado desde Canadá que ha robado el corazón a los espectadores españoles, especialmente espectadoras, con cara de buen tipo, sonrisa amplia y una buena voz al servicio de baladas sensibles y temas funk o rock.

Locura adolescente en Barcelona con Shawn Mendes

Cerca de 15.000 almas enamoradas han vivido hora y media de pasión con este músico de veinte años, que ha vendido todas las localidades del Palau Sant Jordi de Barcelona en la única parada española de la gira de presentación de su último disco que se llama como él: «Shawn Mendes».

Con camisa sin magas y pantalones muy ajustados, luciendo gimnasio, Mendes ha surgido del subsuelo del escenario iluminado por un halo de luz divino, innecesario para deslumbrar a un público fascinado de antemano, pero efectivo.

«Lost in Japan», de su último disco, ha sido el primer tema que ha sonado en el escario de formas redondeadas al que el canadiense ha subido rodeado de cuatro músicos, una pantalla inclinada y 15.000 pulseras luminosas que han sido repartidas entre el público en la puerta del Sant Jordi y han empezado a lanzar destellos desde las muñecas de los espectadores al ritmo de la música en cuanto ha sonado la primera nota.

En el segundo tema los gritos han vuelto a arreciar; ya que Mendes tiene un buen número de éxitos repartidos entre sus tres discos y ha decido empezar a repasarlos con «There’s Nothing Holdin’ Me Back», un ‘hit’ de su anterior álbum que ha convertido el Sant Jordi en un karaoke, lo mismo que ha conseguido poco después «Stitches», el que fue su primer bombazo cuando tenía 16 años.

Para las baladas se ha sentado al piano, como en «Never Be Alone», que ha interpretado en el escenario principal con un piano de pared, o «Life of the Party», que ha tocado en el escenario pequeño situado en el centro del recinto y presidido por una rosa gigante y un piano de cola.

El concierto ha seguido con «Like to Be You» guitarra en mano, «Ruin», los ritmos funky de «Particular Taste» y el guitarreo de «Youth», en una progresión que poco a poco ha ido convenciendo a los menos convencidos, es decir, a las madres y padres de los adolescentes que han ido al concierto un poco obligados y se han encontrado, no sólo a un producto del lucrativo mundo de los «teen-idol», sino también a un músico en ascenso que tiene posibilidades de seguir sobre los escenarios cuando se pase la moda.

Como su compatriota Justin Bieber, con el que le suelen comparar, Mendes intenta marcar personalidad para seguir cumpliendo años en la cresta de la ola, aunque no está claro si Bieber es un buen ejemplo porque acaba de anunciar que abandona la música temporalmente abrumado por los efectos perniciosos de la fama temprana.

De momento no parece que Mendes vaya a desfallecer ante tanta mujer pidiéndole selfies, al contrario, está pletórico y lleno de una energía positiva que ha conseguido transmitir en Barcelona.

Si es cierto, como dice las página del corazón que le tienen siempre en su punto de mira, que ha pasado una gripe que ha puesto en peligro su gira, en Barcelona no se ha notado en absoluto.

Tras «Mercy» y una versión del tema de Coldplay «Fix You», Mendes ha cerrado el concierto con «In My Blood», confeti, humo blanco y el público feliz, cantando como si no hubiera un mañana.

Como dice el propio Mendes en «Fallin’ All in You» y han repetido las admiradoras en decenas de pancartas repartidas por el Sant Jordi: «si estoy soñando, por favor no me despiertes».EFE

SP

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Source: Informe21

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